Etiqueta: Historias de animales

Una colección de cuentos de animales para niños de todas las edades. Lee y disfruta de estos cuentos de animales para dormir que educarán y entretendrán a tu hijo.

El burro perezoso

El burro perezoso

En una pequeña ciudad estadounidense vivían un diligente comerciante de sal llamado Joe y su burro, Eddie. Eddie era inusualmente perezoso pero astuto, siempre buscando atajos en su trabajo.

Durante sus viajes a la ciudad, Eddie cayó «accidentalmente» a un río con sacos de sal a la espalda, descubriendo que la sal se disolvía, aligerando su carga. Encantado, planeó repetir este truco.

Sin embargo, Joe, el astuto comerciante, no tardó en darse cuenta. Sustituyó la sal por algodón. Cuando Eddie se sumergió en el río, el algodón absorbió el agua, volviéndose más pesado. Luchando con la pesada carga, Eddie se dio cuenta de su error.

Aprendió que los atajos pueden parecer fáciles, pero no siempre son eficaces. Aceptando sus obligaciones, Eddie se transformó en el burro más diligente y adorado de la ciudad.

Moraleja: Tomar atajos no siempre funciona.

El mono y el cocodrilo

El mono y el cocodrilo

Érase una vez un mono muy listo que vivía en un árbol con sabrosas manzanas rojas. Un día, llegó un cocodrilo hambriento y le pidió comida al mono.

El amable mono compartió sus manzanas y se hicieron amigos. El cocodrilo empezó a visitarlo todos los días y se hizo amigo del mono.

El cocodrilo mencionó a su mujer y cómo le gustaban las manzanas. El mono le dio manzanas de más para que se las llevara a casa. Su amistad se hizo más profunda.

Sin embargo, la mujer del cocodrilo se puso celosa y quiso poner fin a su amistad. Engañó al cocodrilo para que llevara al mono a su casa, planeando comérselo.

Fingió estar enferma y afirmó que sólo el corazón de un mono podría curarla. El cocodrilo se sentía dividido entre su amigo y la vida de su esposa. Invitó al mono a cruzar el río, pero tenía un plan oculto para matarlo.

Mientras cruzaban el río, el cocodrilo reveló su plan. El mono listo le dijo que su corazón se había quedado en el manzano y que tenían que volver.

El cocodrilo, ansioso por salvar a su esposa, nadó de vuelta. El mono trepó rápidamente al árbol, burlando al cocodrilo.

Le dijo al cocodrilo que se fuera a casa y le dijera a su malvada esposa que era el cocodrilo más tonto de todo el mundo.

Moraleja: Ten cuidado en quién confías, ya que algunas personas pueden fingir ser amigos pero tener intenciones egoístas.

La hormiga y la paloma

La hormiga y la paloma

Érase una vez, en un bosque, una hormiguita que buscaba agua. Vagó y vagó hasta que encontró un manantial. Pero, ¡oh, no! La hormiga resbaló y empezó a ahogarse.

Por suerte, una amable paloma volaba cerca y vio a la hormiga en apuros. La paloma cogió rápidamente una ramita y la arrojó al agua. La hormiga se agarró a la ramita y la paloma la puso a salvo en el suelo.

Pero había más peligro. Un cazador quería atrapar la paloma con una red. La astuta hormiga se dio cuenta de lo que ocurría. Mordió valientemente el pie del cazador, haciéndole soltar la red de dolor. La paloma se fue volando, sana y salva.

Moraleja: Una buena acción lleva a otra.

El conejo y la tortuga

El conejo y la tortuga

Érase una vez un conejo conocido por su velocidad. Le encantaba presumir de lo rápido que podía correr y a menudo se burlaba de otros animales por ser lentos. Un día, se encontró con una tortuga que estaba ocupándose de sus asuntos.

Burlándose de la tortuga, el conejo dijo: «¡Qué lento eres! Apuesto a que te ganaría en una carrera sin siquiera intentarlo».

La tortuga, sabia y serena, respondió: «Puede que sea lenta, pero estoy decidida. Si te apetece una carrera, vamos a intentarlo».

Entusiasmado por demostrar su velocidad, el conejo aceptó y comenzó la carrera. El conejo avanzó a toda velocidad, dejando a la tortuga muy atrás. Confiado en su victoria, el conejo decidió echarse una siesta a la sombra de un árbol, ya que llevaba mucha ventaja.

Mientras tanto, la tortuga seguía avanzando con paso firme, sin perder nunca de vista la línea de meta. Poco a poco, fue progresando. Cuando el conejo despertó, se sorprendió al ver que la tortuga se acercaba a la meta.

Con una explosión de energía, el conejo esprintó hacia la meta, pero ya era demasiado tarde. La tortuga ya lo había cruzado.

El conejo se sorprendió y se dio cuenta de que su exceso de confianza le había costado la carrera. Admitió su error y aprendió una importante lección sobre paciencia, determinación y no subestimar a los demás.

Moraleja: Despacio y con constancia se gana la carrera. No siempre se trata de ser el más rápido, sino de mantener la concentración, la determinación y no subestimar nunca las capacidades de los demás.

El cuervo sediento

El cuervo sediento

En un día caluroso, un cuervo sediento volaba por los campos en busca de agua. Pero no había ninguna. El cuervo empezó a sentirse débil y perdió la esperanza.

Justo entonces, se fijó en una jarra de agua que había bajo un árbol. Emocionado, el cuervo bajó volando para ver si había agua dentro. Y sí, ¡podría ver algo de agua!

El cuervo intentó meter la cabeza en la jarra, pero el cuello de ésta era demasiado estrecho. Luego intentó empujar la jarra para que saliera el agua, pero la jarra pesaba demasiado.

El cuervo se lo pensó un momento. Entonces miró a su alrededor y vio unos guijarros cerca. De repente, ¡se le ocurrió una idea ingeniosa!

Empezó a recoger los guijarros uno a uno y a dejarlos caer en la jarra. A medida que caían más y más guijarros en la jarra, el nivel del agua empezó a subir. Pronto fue lo suficientemente alto como para que el cuervo pudiera beber. ¡El plan del cuervo había funcionado!

Moraleja: Si piensas y trabajas duro, puedes encontrar una solución a cualquier problema.

El zorro y las uvas

El zorro y las uvas

Érase una vez un zorro muy listo que paseaba por el bosque cuando vio un racimo de uvas colgando de una rama alta. Al zorro se le hizo la boca agua al verlo.

«¡Quiero esas uvas!», exclamó el zorro.

El zorro retrocedió unos pasos e intentó saltar para alcanzar las uvas, pero falló. Lo intentó una y otra vez, pero no pudo alcanzarlos. El zorro empezó a sentirse un poco frustrado.

«Probablemente estén agrias de todos modos», refunfuñó el zorro, y se marchó encogiéndose de hombros, dejando atrás las uvas.

Como esa noche no comió nada, durmió con el estómago vacío.

Moraleja: Ponemos excusas cuando algo es demasiado difícil de conseguir. En lugar de esforzarnos por conseguirlo, nos decimos a nosotros mismos que probablemente no sea tan bueno.

El león y el pobre esclavo

El león y el pobre esclavo

Había una vez un esclavo cuyo amo era cruel con él. Un día, no pudo soportarlo más y huyó al bosque.

En su camino, se encontró con un león que no podía caminar debido a una espina que tenía en la pata. Aunque estaba asustado, el esclavo se armó de valor y sacó la espina de la pata del león.

Cuando el león se liberó de la espina, corrió hacia el bosque sin herir al esclavo. Poco después, el esclavo fue capturado por su amo en el bosque. A continuación, el esclavo fue arrojado al foso de los leones por su amo.

En cuanto vio al león, el esclavo lo reconoció como el mismo león que había rescatado anteriormente. Como resultado, el esclavo escapó ileso.

El león y el pobre esclavo

Moraleja: Tus buenas acciones siempre volverán a ti. Haz buenas acciones y sé amable con los demás, y el universo te recompensará.

El granjero y la grulla

El granjero y la grulla

Había una vez un granjero que estaba preocupado por sus cosechas. Los pájaros se comían cada día sus cosechas.

Agitado, decidió atrapar a las aves al día siguiente. Cuando llegaron los pájaros, consiguió capturarlos con una gran red. Una grúa también quedó atrapada con ellos.

La grúa suplicó al granjero que lo liberara.

A esta petición, el granjero respondió: «Te encontraron en compañía de esas aves que destruyeron mis cosechas. No puedo dejarte marchar. Tampoco te perdonaré a ti».

Moraleja: Te juzgan por la compañía que tienes.

La historia de las mariposas

La historia de las mariposas

Un día, un hombre ve a una mariposa que se esfuerza por salir de su capullo. Se queda y observa lo que intenta hacer la mariposa. Cuando ve que la mariposa no es capaz de salir fácilmente del capullo, se entristece por ella y decide ayudarla de alguna manera.

Por ello, coge unas tijeras y corta el capullo para que la mariposa pueda liberarse. Pero ve que en cuanto cortó el capullo la mariposa salió herida y arrastrándose. Estaba seguro de no haber herido a la mariposa con las tijeras y tampoco había sangre.

No se dio cuenta de que cuando la mariposa intenta salir de su capullo, su cuerpo produce un fluido. A medida que la mariposa lucha, el líquido es empujado de vuelta al cuerpo hasta las alas. Es esa lucha y ese fluido lo que da a la mariposa la capacidad de volar. Sin la lucha, la mariposa sólo será un insecto rastrero y herido.

Moraleja: Nuestras luchas nos ayudan a crecer y a ser mejores en la vida.

El burro – Historia de la presencia de ánimo

El burro – Historia de la presencia de ánimo

Había una vez un burro llamado Jojo que era muy viejo. Jojo ya no podía trabajar para su amo, así que decidió matarlo. Cavó una fosa y empujó a Jojo dentro.

El maestro empezó a rellenar la fosa con barro para poder enterrar a Jojo. Jojo, por su parte, se sacude todo el barro de la espalda y se sube a la tierra que se acumula a sus pies. Poco a poco había una montaña de barro dentro de la fosa y Jojo se quitaba el polvo del barro y se subía encima.

No tardó en salir de la fosa y presentarse ante su amo. Su amo vio al burro vivo y se asustó de que intentara vengarse. Tiró la pala y corrió hacia su granja lo más rápido que pudo.

Jojo se reía al ver que su amo corría despavorido y vivía su vida comiendo jugosas frutas y verduras del bosque.

Moraleja: La presencia de ánimo puede salvarte la vida.