El cuervo sediento

En un día caluroso, un cuervo sediento volaba por los campos en busca de agua. Pero no había ninguna. El cuervo empezó a sentirse débil y perdió la esperanza.

Justo entonces, se fijó en una jarra de agua que había bajo un árbol. Emocionado, el cuervo bajó volando para ver si había agua dentro. Y sí, ¡podría ver algo de agua!

El cuervo intentó meter la cabeza en la jarra, pero el cuello de ésta era demasiado estrecho. Luego intentó empujar la jarra para que saliera el agua, pero la jarra pesaba demasiado.

El cuervo se lo pensó un momento. Entonces miró a su alrededor y vio unos guijarros cerca. De repente, ¡se le ocurrió una idea ingeniosa!

Empezó a recoger los guijarros uno a uno y a dejarlos caer en la jarra. A medida que caían más y más guijarros en la jarra, el nivel del agua empezó a subir. Pronto fue lo suficientemente alto como para que el cuervo pudiera beber. ¡El plan del cuervo había funcionado!

Moraleja: Si piensas y trabajas duro, puedes encontrar una solución a cualquier problema.

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