Ira – Historia de clavos en la valla
Había un chico llamado Danny que tenía un carácter horrible. Un día se enfadó mucho con su hermano y le dijo que no le gustaba. Más tarde, se dio cuenta de su error y pidió perdón a su hermano.
Su padre lo vio y le dio un paquete de clavos y le dijo que cada vez que perdiera los estribos, debería clavar un clavo en la valla.
Al día siguiente había clavado 12 clavos en la valla. Más tarde, cuando se le pasó el enfado, su padre le pidió que sacara los clavos. Danny obedeció y sacó los clavos.
Su padre le mostró entonces los agujeros que habían dejado los clavos. «Tu ira ha dejado agujeros en esta valla. Del mismo modo, cuando le dices algo a alguien con rabia, eso deja cicatrices en su mente. Y no importa cuántas veces te disculpes, nunca se curan del todo. »
Danny se dio cuenta de su error y no volvió a perder los nervios.
Moraleja: Nunca pierdas los nervios. Podrías acabar haciendo daño a los demás.