El huevo de oro
Érase una vez, en un pueblo, un granjero y su familia. Tenían una gallina especial que ponía un huevo de oro cada día. Sin embargo, el granjero no se conformaba con un huevo al día. Quería ser rico al instante.
Un día, al granjero se le ocurrió un plan. Pensó que si conseguía todos los huevos de oro a la vez, se haría muy rico. Pero para ello, decidió matar a la gallina.
Al día siguiente, cuando la gallina puso su huevo de oro, el granjero cogió un cuchillo y tristemente mató a la gallina. Esperaba encontrar todos los huevos de oro dentro. Pero cuando abrió la gallina, no había más que sangre. No había ningún huevo. El granjero se sintió muy triste porque ahora había perdido la gallina y no conseguiría más huevos.
Antes, el granjero tenía una buena vida con un huevo de oro cada día, pero por culpa de su avaricia, se había empobrecido. Cada día era más pobre, hasta que se quedó sin nada. Se dio cuenta de lo tonto que había sido y se arrepintió de sus actos.
Moraleja: No seas avaricioso, aprecia lo que tienes.