Categoría: Historias de 10 líneas

Explora nuestra recopilación de algunos interesantes cuentos cortos para dormir de 10 líneas con moralejas para cambiar tu perspectiva hacia la vida. ¡Lea ahora!

Mango Trees – La historia de creer en uno mismo

Mango Trees – La historia de creer en uno mismo

Había tres amigos en un pueblo llamados Varun, Aakash y Neel. Les encantaban los mangos y se pasaban la tarde arrancándolos de los árboles. Aakash y Neel se subían a los árboles de mango y arrancaban los mangos, mientras que Varun los recogía del suelo.

A Varun le daban miedo las alturas, así que nunca aprendió a trepar a los árboles. Un día, Aakash y Neel decidieron ayudar a Varun a superar sus miedos. Trajeron un colchón viejo y lo colocaron bajo el árbol. Convencieron a Varun de que, aunque se cayera, el colchón le salvaría.

Durante toda la tarde, enseñaron a Varun a trepar a los árboles. Varun se asustó al principio, pero lo intentó una y otra vez. Se cayó un par de veces, pero el colchón le salvó. No se vino abajo y sus amigos le animaron. Una semana después, Varun se subió a un árbol sin ningún miedo.

Después, todos se subían a los árboles de mango y comían mangos sentados juntos en el árbol.

Moraleja: Cree siempre en ti mismo y harás maravillas.

Ira – Historia de clavos en la valla

Ira – Historia de clavos en la valla

Había un chico llamado Danny que tenía un carácter horrible. Un día se enfadó mucho con su hermano y le dijo que no le gustaba. Más tarde, se dio cuenta de su error y pidió perdón a su hermano.

Su padre lo vio y le dio un paquete de clavos y le dijo que cada vez que perdiera los estribos, debería clavar un clavo en la valla.

Al día siguiente había clavado 12 clavos en la valla. Más tarde, cuando se le pasó el enfado, su padre le pidió que sacara los clavos. Danny obedeció y sacó los clavos.

Su padre le mostró entonces los agujeros que habían dejado los clavos. «Tu ira ha dejado agujeros en esta valla. Del mismo modo, cuando le dices algo a alguien con rabia, eso deja cicatrices en su mente. Y no importa cuántas veces te disculpes, nunca se curan del todo. »

Danny se dio cuenta de su error y no volvió a perder los nervios.

Moraleja: Nunca pierdas los nervios. Podrías acabar haciendo daño a los demás.

El mejor de la clase

El mejor de la clase

Raghav era hijo de un zapatero. Le encantaba ir a la escuela y aprender cosas nuevas. Por la noche trabajaba duro con su padre y por el día, en la escuela.

Un día su profesor anunció en clase que había un examen la semana siguiente. Cuando el profesor se fue, empezaron a hablar de quién podía ser el mejor de la clase. «Me encantaría intentarlo, trabajar duro y ser el primero de la clase», dijo Raghav. Toda la clase se echó a reír.

«Eres hijo de zapatero, no puedes ser el primero de la clase», le dijeron. Raghav no les hizo caso, estudió toda la semana y dio lo mejor de sí mismo en el examen.

Unos días después llegaron los resultados y el profesor anunció que Raghav había sido el primero de la clase. Toda la clase se dio cuenta de su error y pidió disculpas a Raghav. Raghav ayudó a muchos de sus compañeros con los estudios y ellos también le ayudaron a él. Todos estaban contentos.

Moraleja: nunca juzgues ni subestimes a nadie. Aprender y crecer juntos.

Pan y mantequilla

Pan y mantequilla

Meena y Teena eran hermanas y caminaban todos los días a la escuela. Su madre siempre les daba pan y mantequilla en el tiffin. Todos los días, al volver a casa, veían a una señora sentada en el sendero.

Meena siempre guardaba algo de su Pan para la señora y se lo daba. «¿Por qué le das tu pan a ella Meena? Está sucia». Un día Teena le preguntó a Meena. Meena sonrió y dijo: «Nosotros tenemos todo lo que queremos, ella no, así que la ayudo. A ella también le gusta el pan y la mantequilla».

Su madre escuchó su conversación y les abrazó. «¡Así es! Debemos ayudar a los demás y ser amables. Cuando haces sonreír a los demás, Dios te sonríe a ti». Dijo.

Moraleja: no desprecies a los necesitados, ayúdales.