Categoría: Edad 7-12 Cuentos para dormir

Explora nuestra colección de cautivadores cuentos para niños de 7 a 12 años. Sumérgete en un mundo de aventuras, magia y maravillas con cuentos que inspiran sueños y encienden la imaginación. Perfecto para leer tranquilamente antes de dormir y crear recuerdos duraderos.

El Sabio

El Sabio

Un sabio solía dar consejos a cualquiera que se le acercara. Con los años, se dio cuenta de que la gente se le quejaba de los mismos problemas.

Un día contó un chiste que hizo reír a todos a carcajadas.

Al cabo de unos minutos les contó el mismo chiste, y sólo unos pocos sonrieron.

La tercera vez que contó el mismo chiste, nadie se rió.

Sonrió y dijo: «No puedes reírte del mismo chiste una y otra vez. ¿Por qué lloras siempre por el mismo problema?».

Moraleja: No resolverás tus problemas si te preocupas; sólo perderás tiempo y energía.

Roble altivo

Roble altivo

A los ojos del roble, era un árbol robusto. Pensó para sí: «Soy mucho más fuerte que estos débiles juncos. A diferencia de ellos, me mantengo solo en la tormenta, nunca me doblego a la voluntad del viento».

La misma noche en que la naturaleza hizo estragos, llegó una fuerte tormenta.

Por la mañana, los juncos encontraron el poderoso roble desarraigado. Dijeron: «Señor, estamos agradecidos de poder doblarnos y no rompernos».

Moraleja: El orgullo se lleva la caída.

Una pequeña ayuda de Dios

Una pequeña ayuda de Dios

Tras un naufragio, un hombre que fue el único superviviente consiguió llegar a la orilla.

Pidió ayuda a Dios. Tras esperar demasiado a que Dios respondiera a sus plegarias, se construyó una cabaña para protegerse con trozos saboteados de un naufragio.

Pasaron pocos días, cada día pasaba mucho tiempo buscando comida y mirando al horizonte en busca de la ayuda de Dios.

Un día, cuando regresó de buscar comida, encontró su pequeña choza hecha cenizas.

Perdiendo toda esperanza, se sintió impotente y gritó furioso: «¿Por qué Dios? ¿Por qué nunca respondes a mis plegarias?».

Al cabo de unas horas, un barco llegó a la costa para rescatarlo. El hombre preguntó al capitán: «¿Cómo me has encontrado?». El capitán respondió: «Vimos su señal de humo pidiendo ayuda».

El hombre recuperó la fe en la voluntad de Dios.

Moraleja: No pierdas la esperanza porque te pasen cosas malas. Dios tiene su propia manera de trabajar.

El granjero y la grulla

El granjero y la grulla

Había una vez un granjero que estaba preocupado por sus cosechas. Los pájaros se comían cada día sus cosechas.

Agitado, decidió atrapar a las aves al día siguiente. Cuando llegaron los pájaros, consiguió capturarlos con una gran red. Una grúa también quedó atrapada con ellos.

La grúa suplicó al granjero que lo liberara.

A esta petición, el granjero respondió: «Te encontraron en compañía de esas aves que destruyeron mis cosechas. No puedo dejarte marchar. Tampoco te perdonaré a ti».

Moraleja: Te juzgan por la compañía que tienes.

Dos pies

Dos pies

Había una vez un alpinista que quería escalar todas las montañas. Una vez estaba escalando una montaña por la noche. No veía nada y por eso resbaló con una roca.

Siguió cayendo y cayendo y se dio cuenta de que iba a morir. Pero de repente su cuerda de seguridad le atrapó y dejó de caer. Se quedó allí colgando y rezando a Dios.

Entonces oyó una voz que le llamaba por su nombre. «Soy Dios, hijo. Si crees que puedo salvarte, corta la cuerda de la que cuelgas». Miró hacia abajo y todo lo que vio fue oscuridad absoluta, así que no cortó la cuerda.

Al día siguiente, los equipos de rescate lo encontraron muerto de frío. Pero vieron que estaba colgado a sólo medio metro del suelo. «Sólo si hubiera cortado la cuerda, estaría a salvo y vivo», dijo uno de los rescatadores.

Moraleja: Ten siempre fe en Dios, aunque el camino parezca difícil.

Un paseo por el futuro

Un paseo por el futuro

Una noche, dos madres se cruzaron con sus hijos. Un mendigo sentado en el sendero cercano le pidió dinero.

Una madre se negó y le dijo a su hijo: «Mira, esto es en lo que te convertirás en el futuro si no estudias».

Mientras que la otra madre dio comida y algo de dinero al mendigo. Dirigiéndose a su hijo, le dijo: «Mira hijo, si hoy estudias mucho, podrás cambiar la vida de esta pobre gente. En el futuro, harás del mundo un lugar mejor para ellos».

Moraleja: Enseña a tus hijos a mejorar sus vidas. Las lecciones adecuadas crean mejores personas.

La naturaleza es la mejor maestra

La naturaleza es la mejor maestra

Había un niño travieso que era maleducado. Sus padres estaban cansados de sus malos hábitos. Deciden dejarlo con un anciano sabio durante una semana.

El anciano le dijo al niño que sólo le permitiría comer, jugar y hablar si completaba las tareas diarias que se le habían encomendado.

Se adentraron en un bosque y el hombre pidió al niño que arrancara la hierba como primera tarea. Con una sonrisa arrogante, lo hizo fácilmente.

Al día siguiente, el hombre le pidió que arrancara un arbolito como segunda tarea, y él hizo lo que le dijo.

Al día siguiente, el hombre le pidió que arrancara un arbusto y, con mucho esfuerzo, pudo completar la tarea.

El último día, el hombre quería que el niño arrancara un árbol adulto. El niño miró el árbol y dijo: «Ni siquiera puedo intentarlo, es muy grande. Es imposible».

El anciano respondió: «Exactamente querida, lo mismo ocurre con tus malos hábitos. Si los dejas crecer, se vuelven difíciles de eliminar».

Moraleja: Evita que tus hijos hagan el mal a una edad temprana. No dejes que lo malo se convierta en hábitos arraigados.

La historia de las mariposas

La historia de las mariposas

Un día, un hombre ve a una mariposa que se esfuerza por salir de su capullo. Se queda y observa lo que intenta hacer la mariposa. Cuando ve que la mariposa no es capaz de salir fácilmente del capullo, se entristece por ella y decide ayudarla de alguna manera.

Por ello, coge unas tijeras y corta el capullo para que la mariposa pueda liberarse. Pero ve que en cuanto cortó el capullo la mariposa salió herida y arrastrándose. Estaba seguro de no haber herido a la mariposa con las tijeras y tampoco había sangre.

No se dio cuenta de que cuando la mariposa intenta salir de su capullo, su cuerpo produce un fluido. A medida que la mariposa lucha, el líquido es empujado de vuelta al cuerpo hasta las alas. Es esa lucha y ese fluido lo que da a la mariposa la capacidad de volar. Sin la lucha, la mariposa sólo será un insecto rastrero y herido.

Moraleja: Nuestras luchas nos ayudan a crecer y a ser mejores en la vida.

El burro – Historia de la presencia de ánimo

El burro – Historia de la presencia de ánimo

Había una vez un burro llamado Jojo que era muy viejo. Jojo ya no podía trabajar para su amo, así que decidió matarlo. Cavó una fosa y empujó a Jojo dentro.

El maestro empezó a rellenar la fosa con barro para poder enterrar a Jojo. Jojo, por su parte, se sacude todo el barro de la espalda y se sube a la tierra que se acumula a sus pies. Poco a poco había una montaña de barro dentro de la fosa y Jojo se quitaba el polvo del barro y se subía encima.

No tardó en salir de la fosa y presentarse ante su amo. Su amo vio al burro vivo y se asustó de que intentara vengarse. Tiró la pala y corrió hacia su granja lo más rápido que pudo.

Jojo se reía al ver que su amo corría despavorido y vivía su vida comiendo jugosas frutas y verduras del bosque.

Moraleja: La presencia de ánimo puede salvarte la vida.

Mango Trees – La historia de creer en uno mismo

Mango Trees – La historia de creer en uno mismo

Había tres amigos en un pueblo llamados Varun, Aakash y Neel. Les encantaban los mangos y se pasaban la tarde arrancándolos de los árboles. Aakash y Neel se subían a los árboles de mango y arrancaban los mangos, mientras que Varun los recogía del suelo.

A Varun le daban miedo las alturas, así que nunca aprendió a trepar a los árboles. Un día, Aakash y Neel decidieron ayudar a Varun a superar sus miedos. Trajeron un colchón viejo y lo colocaron bajo el árbol. Convencieron a Varun de que, aunque se cayera, el colchón le salvaría.

Durante toda la tarde, enseñaron a Varun a trepar a los árboles. Varun se asustó al principio, pero lo intentó una y otra vez. Se cayó un par de veces, pero el colchón le salvó. No se vino abajo y sus amigos le animaron. Una semana después, Varun se subió a un árbol sin ningún miedo.

Después, todos se subían a los árboles de mango y comían mangos sentados juntos en el árbol.

Moraleja: Cree siempre en ti mismo y harás maravillas.